Cuando la violencia contra las mujeres se hace viral
De forma sistemática, masiva y pública, las mujeres bolivianas son agredidas cotidianamente en internet. Con muy pocos avances en el entendimiento de los casos y el procesamiento de la información digital como prueba, Bolivia presenta un entorno digital inseguro en el que los agresores quedan impunes.
En este reportaje te contamos cómo un problema tan evidente y público es invisibilizado. Pero también te mostramos las luces que nos aportan experiencias como la de Paola Belmonte, cuya lucha sentó un precedente en el tratamiento de la violencia digital en el país.
Me sentí muy humillada y todas mis opciones de crecer y alcanzar una jefatura fueron anuladas; fui descartada de cualquier presentación laboral pública y me pusieron en la congeladora, aparte de todos los rumores que soporté dentro de mi oficina.
Catalina, 32 años, Sucre.
La violencia en entornos digitales es una problemática creciente que replica y masifica a través de la virtualidad distintos tipos de violencia. Es decir, es una continuidad del ejercicio de poder mediado esta vez por las nuevas tecnologías y con dos particularidades específicas:
- La masificación del ataque, al exponer a la víctima en entornos masivos y públicos;
- La masificación del atacante, ya que quien perpetra el ataque libera el ejercicio de violencia a lo público, al que se suman individuos y grupos que emiten juicios de valor, comparten el contenido violento y/o revictimizan; usualmente, quienes se suman a la revictimización son atacantes anónimos o con perfiles falsos, lo que también puede demostrar la existencia de un ataque coordinado.
Personas expertas en temáticas digitales coinciden en que los grupos más vulnerables a sufrir violencia a través de las tecnologías son mujeres, NNAs (niñas, niños y adolescentes) y personas LGBTII. Según los datos de diferentes organismos internacionales, en el mundo el 60% de los casos de acoso a través de medios digitales se realizan en contra de mujeres. No es casualidad que los grupos más vulnerables a sufrir este tipo de violencia sean los mismos que están más expuestos fuera de los entornos digitales; por ello, las problemáticas que observamos en Internet, con las particularidades antes descritas, son un reflejo de lo que ocurre en nuestras sociedades.
A partir de estos datos, y de la comprensión de esta continuidad del ejercicio de violencia desde lo físico hacia lo digital, es que expertos en temáticas digitales recomiendan no tipificar la violencia digital como otra forma de violencia, porque esto centra la atención en los mecanismos a través de los cuales se ejerce y no en los sujetos que la generan ni en quienes son víctimas. Al respecto, Eduardo Rojas, presidente de la Fundación Redes, hace la diferenciación entre cibercrimen/delito digital y violencia digital, al considerar que el primer término hace énfasis en los bienes jurídicos patrimoniales; es decir, realiza una protección de las máquinas y no de las personas. Esteban Lima, jefe de gobierno electrónico de la AGETIC, cree asimismo que la perspectiva de tratar la violencia digital como algo diferenciado provoca una satanización de los medios electrónicos y las redes sociales mostrando un mensaje equivocado de que la prevención consiste en no usar estas herramientas, cuando en realidad lo que se debe hacer es garantizar el ejercicio de derechos, formar a las y los ciudadanos en el uso responsable y seguro de herramientas digitales, y ofrecer alternativas seguras y soberanas que protejan los datos de los usuarios.
Esto no quiere decir, por supuesto, que se deje de prestar atención o de trabajar en mecanismos específicos para combatir la violencia de género a través de medios digitales. Lo que hace falta es crear un marco de comprensión transdisciplinario que, en vez de crear nuevos términos y dispersar la atención sobre la violencia ejercida, permita reglamentar las formas de actuación para atender a las víctimas y para prestar una real atención a la problemática. Usualmente se minimiza o invisibiliza la violencia cometida a través de medios digitales, ya que no se entienden los graves efectos que pueden provocar en las víctimas. Además de los efectos psicológicos posibles, muchas veces las amenazas, el acoso o la invasión a la privacidad de las víctimas pueden pasar de la amenaza virtual a la acción y tener consecuencias en entornos personales de la víctima.
Marco Legal
Una voz que
empodera
Entrevista a Paola Belmonte
Testimonios
Experiencias
ciudadanas sobre
derechos digitales
Consejos de
seguridad
MARCO LEGAL EN BOLIVIA Neologismos digitales
A pesar de investigaciones y esfuerzos de instituciones y grupos que luchan contra la violencia de género, en Bolivia no se ha podido generar datos reales o cercanos que analicen el modo en el que se afecta a las poblaciones más vulnerables.
Sin un marco normativo vigente al respecto, dice en entrevista el encargado de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) en Cochabamba, capitán Guilmar Iriarte, las denuncias sobre violencia digital contra las mujeres se derivan al Ministerio Público bajo la figura de violencia psicológica. Esto impide tener un panorama sobre cómo la violencia ejercida a través de medios digitales está afectando a la población, lo que incide en que las instancias estatales de cualquier nivel carezcan de elementos para entender y atender de forma eficiente estos casos en el país.
Esta realidad invisibiliza la violencia digital y, además, provoca que las víctimas desestimen la denuncia al no encontrar un asidero legal para su caso específico o al toparse con la dificultad de que los operadores de justicia carezcan de elementos normativos o de formación y comprensión para documentar las pruebas electrónicas y que, por tanto, ni la sociedad ni el Estado reconozcan las graves consecuencias derivadas del ejercicio de la violencia a través de medios digitales.
No es menor que las víctimas reporten episodios de ansiedad, paranoia, que teman por su vida e integridad física, que sientan el acecho en sus actividades, que tengan que cambiar de residencia, de número de teléfono o excluirse de redes sociales.
La falta de respuesta para apoyar a las víctimas -ya sea por desconocimiento o por no tomar en serio las denuncias- restringen el derecho a la comunicación y al acceso a las NTICs, ya que la única alternativa suele ser cerrar cuentas porque el espacio digital se ha vuelto inhóspito. Esto trae otro tipo de consecuencias, ya que dejar de utilizar determinadas herramientas convierte a una persona en una especie de “paria digital”, privada de acceder a ciertos contenidos, a contactos laborales o a sostener vínculos con familia y amistades.
Me amenazó de muerte. Con publicar fotos desnuda, terrible. Nadie me ayudó. Solo unos hackers que me dijeron que no entre en su juego y cerré mi buzón y el de mi pareja a quien también amenazó.
Aries, 40 años, La Paz.
El único mecanismo real que existe en Bolivia es el que abre la Ley 164 de telecomunicaciones, que reconoce los mensajes electrónicos como elementos de prueba. Esto mismo está incorporado en la Ley 348 que en su artículo 95 reconoce como prueba documental “cartas, mensajes de texto, correos electrónicos u otros obtenidos lícitamente”. Sin embargo, al ser muy difícil identificar con precisión al ejecutor de tales mensajes, las pruebas no son fehacientes, sino que necesitan de testigos o de ser notariados para considerarse como pruebas.
“El mensaje en sí sirve como prueba pero necesita estos refuerzos adicionales. Ya está habilitado como prueba pero no se ha hecho lo siguiente que es la reglamentación: cómo va a funcionar, cómo voy a darle validez a estos mensajes electrónicos en distintos casos”
Esteban Lima, jefe de gobierno electrónico, AGETIC
Ciberacoso
Rumores, mensajes denigrantes, publicaciones de fotos íntimas (sin chantaje de por medio), amenazas de violencia física o muerte, fotomontajes con contenido sexual.
Sextorsión
Forma de explotación sexual en la cual se chantajea a una persona con una imagen o vídeo de sí misma desnuda o realizando actos sexuales, que generalmente ha sido previamente compartida mediante sexting.
Trata de personas
a través de plataformas digitales
Engaño para reclutar víctimas con la ilusión de una relación, una falsa oferta de trabajo o la promesa de convertirlas en modelos famosas.
Otros artículos de la Ley 348 aplicables al contexto digital
Artículo 256
Cuando una persona cometa suicidio como consecuencia de una situación de violencia, la agresora o agresor será sancionado con privación de libertad de diez (10) años.
Artículo 270
Se sancionará con privación de libertad de cinco (5) a doce (12) años, a quien de cualquier modo ocasione a otra persona, una lesión de la cual resulte alguna de las siguientes consecuencias: Daño psicológico o psiquiátrico permanente
Artículo 313
Quien con fines lascivos y mediante violencia, amenazas graves o engaños, substrajere o retuviere a una persona, será sancionada con privación de libertad de cuatro (4) a ocho (8) años.
Artículo 312 TER.
Será sancionada con pena privativa de libertad de quince (15) a treinta (30) años, quien en el marco de un ataque generalizado o sistemático contra una población o grupo humano, incurra en las siguientes acciones: 1. Someta a una o más personas a violación o cualquier forma de abuso sexual, humillaciones y ultrajes sexuales. 2. Someta a una o más personas a prostitución forzada
Artículo 312 QUATER
La persona que valiéndose de una posición jerárquica o poder de cualquier índole hostigue, persiga, exija, apremie, amenace con producirle un daño o perjuicio cualquiera, condicione la obtención de un beneficio u obligue por cualquier medio a otra persona a mantener una relación o realizar actos o tener comportamientos de contenido sexual que de otra forma no serían consentidos, para su beneficio o de una tercera persona, será sancionada con privación de libertad de cuatro (4) a ocho (8) años.
Fallos y jurisprudencia en Latinoamérica
UNA VOZ QUE EMPODERA Entrevista a Paola Belmonte
En 2015, la senadora Nélida Sifuentes habìa anunciado que, junto a la Fundación Redes, se iba a trabajar una ley de prevención de violencia digital; sin embargo, la iniciativa no ha avanzado pues se requiere trabajar en varias etapas que permitan un diagnóstico real de la situación en el país, proceso que no ha encontrado el respaldo de una voluntad política. Eduardo Rojas, representante de la contraparte ciudadana de esta propuesta de ley, comenta que desde la fundación se ha avanzado en los datos y conceptos, y que el trabajo de diagnóstico ha quedado a medias por falta de recursos y de apoyo Estatal.. Por ello, y al no encontrar un diálogo y apoyo real del Estado[1], la Fundación ha redireccionado sus esfuerzos hacia modelos globales de leyes que traten la problemática en coordinación con organismos internacionales como la ONU.
Tanto Eduardo Rojas como Esteban Lima insisten en que falta voluntad política para tratar una realidad evidente. Esa voluntad deberìa traducirse en acciones para potenciar las investigaciones y diagnósticos que permitan contar con datos y que faciliten a los operadores de justicia mecanismos para tratar la violencia digital. Esa voluntad debería incidir en la creación de programas y políticas de formación y prevención, y en marcar lineamientos legales para procesar las pruebas digitales y avanzar con las denuncias.
Mientras esto no ocurra, la esperanza se centra en algunos mecanismos que pueden permitir a las víctimas denunciar basándose en los delitos que ya están tipificados y normados, por ejemplo en la Ley 348. Esto ha sucedido en diversos países de Latinoamérica que tampoco cuentan con normativas específicas, pero que han encontrado empatía en algunos funcionarios que han sabido adecuar las normativas y reglamentaciones. Lo mismo sucedió en Bolivia con el emblemático caso de la presentadora de televisión en La Paz, Paola Belmonte; emblemático, porque ha logrado una disposición legal para que los contenidos subidos a Internet que violan su privacidad y su derecho a la intimidad sean eliminados. Sin embargo, aún no se ha resuelto el proceso penal contra el principal agresor, el que está estancado por “artimañas legales que nos impidieron llegar al juicio; pero estamos en puertas de que se lleve a cabo gracias a que la juez que lleva ahora el caso no se dejó confundir por la chicanería de la defensa”.
[1] Al intentar consultar a la contraparte, la senadora Sifuentes alegó que estaba fuera del país y que no podía responder a una entrevista.
No hay datos estadísticos;
sí testimonios
Ana – 35 años
La Paz – Ciberacoso – difamación
Él era amigo mío, yo sabía que había tenido problemas de violencia con otras personas pero imaginaba que no era algo serio porque siempre hacían las paces con él. Empezamos a trabajar juntos en una consultoría, los dos y su pareja. Todo iba bien hasta que, primero, me hizo proposiciones sexuales pero se calmó cuando le dije que no, aunque siempre había alguna sugerencia (incluso a través de amigos), tuve que decir la verdad, que no lo veía como un candidato a nada, ni siquiera una aventura. Él era el responsable de entregar los informes para la consultoría (aunque su nombre no figuraba en el contrato, no sé por qué) y empezó a presionarme para que entregara mis informes. La presión era constante y sin motivo ya que nunca fallé. Me escribía hasta 50 mensajes por whatsapp y me llamaba hasta 30 veces en un día exigiendo informes que eran para dos días después. […] Entonces empezó a mandarme mails violentos en donde me llamaba incompetente, entre otras cosas. Me cansé porque me afectaba, empezaba a pensar que tal vez tenía razón, que tal vez sí soy una incompetente. Decidí dejar el trabajo. Hablando con una amiga mayor y con mi pareja, me dijeron que si bien era lo mejor, buscara aclarar lo sucedido con la institución que convocó a la consultoría (el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz), esto para que no quedara un antecedente negativo de mí. Presenté una carta explicando el caso, adjunté copias de los informes alterados y pedí que me apartaran de la consultoría y no se mencionara mi nombre, eso también porque comprobé que el trabajo que él estaba realizando no estaba bien hecho y no quería que me relacionaran con un mal producto.
Me convocaron a una reunión, el jefe de área y la abogada me escucharon, les mostré los mensajes agresivos y las propuestas sexuales, y capturas de la cantidad de llamadas y me dijeron que oficialmente no podían hacer nada más que quitar mi nombre. Dijeron que no había una relación legal con nosotros por ser consultores y que el jefe de área asumiría la responsabilidad del trabajo e internamente se registraría a esa persona para que no se pudiera presentar a una nueva convocatoria.
Cuando vi al jefe de área un tiempo después me dijo que se alegraba de que yo hubiera hecho las paces con la persona con la que tuve el conflicto. Yo le dije que eso no era verdad y me dijo que tenía que hablar con él ya que había cobrado mi parte del trabajo… Preferí perder ese dinero porque no quiero tener más tratos con esa persona.
Desde que pasó eso nos hemos encontrado en varios espacios, ya que el rubro en que nos desenvolvemos es el mismo. Trato de que no me afecte y de ignorarlo, pero es imposible. Da a entender a conocidos que tuve algún tipo de relación sexual con él o que soy una resentida porque no se acostó conmigo. Busca acercarse y hacer alguna cosa para provocarme, además hace publicaciones en facebook que son indirectas hacia mí e incluso amenazas que luego elimina o dice que son para otras personas. Yo lo he bloqueado, pero mis amigos me envían capturas, ellos mismos se sorprenden del nivel de agresividad hacia mí y me piden que tenga cuidado, una de mis amigas se asustó tanto que lo bloqueó también; él dice que el Facebook no importa y que no se lo toma en serio, pero mientras trabajábamos juntos (ya en la última temporada, cuando yo buscaba alejarme) tuvo que ir a rescatar a su hermano de la Pando por agredir a un muchacho con un arma punzocortante…
A veces pienso que si hubiera cedido al principio nada de esto estaría pasando. Después de todo, hubiera sido uno más… Pero también pienso que es una de las libertades que tengo, elegir con quién tengo algo o no y él no es mi tipo, nunca lo fue. Le tenía aprecio como amigo al principio y nada más, pero la gente que me conoce poco, no me creerá… Especialmente porque cuando le conviene es amable y relativamente tranquilo, tiene un tipo de carisma que usa mientras le conviene. Justo ahora somos parte de un mismo grupo de redactores en un medio de comunicación y se me dificulta hacer las entregas a tiempo. Ahora sí estoy fallando porque siento que les dijo estupideces de mí a todos, me siento paranoica. No quiero que me afecte, realmente no quiero, pero me gana.
Gabriela – 25 años
Cochabamba – Ciberacoso, vulneración a la privacidad
¿Alguna vez han recibido la recomendación de sus papás -o personas mayores- de no aceptar solicitudes de amistad de quien no conocen? Yo sí. Sin embargo, cuando era más joven, no tuve la responsabilidad para abrir una cuenta de Facebook.
Tenía 23 años y comenzaba una relación prometedora, quien entonces era mi novio publicaba cosas maravillosas para mí.
Un contacto, que recuerdo haber agregado por haber visto lo “interesante” de su perfil -se dedicaba a expresar profundos sentimientos por sus dos hijas y a las mujeres en general: poemas, imágenes, flores virtuales, etc.- me escribió, insistió en mi respuesta y cuando le respondí me encontré con un hombre muy diferente de lo que parecía ser; entre sus mensajes morbosos había imágenes y propuestas sexuales. Bloqueé su contacto, imaginando que así acabaría la molestia, pero no…
A los minutos de realizar el bloqueo de este señor, llegaron muchos, demasiados mensajes y solicitudes de amistad de personas que nunca había conocido, entre ellos de M. Selene Ballivian, una mujer (presentadora de tv.), la cual un año más tarde estaría acusada de robo de equipos fotográficos y computacionales, a quien este tipo habría llevado a Arica, o eso leí. En los mensajes me escribían de todo, me llamaron puta, gorda, negra, que me iban a violar, que me iban a matar y más.. . Mucho más.
Y todo empeoró… cuando al anochecer mis contactos (conocidos y desconocidos) recibieron una solicitud con mi nombre y foto. En la biografía estaban escritos relatos sexuales e imágenes explícitas…
De muchas de estas cosas no se ha enterado mi familia… Si hice oídos sordos a las recomendaciones que ellos me han dado, supuse en ese momento que merecía lo me estaba pasando.
Lo primero que hice, para hallar una solución y por recomendación de mi entonces novio, a quien sí pude confiar esos detalles, fue cerrar mi cuenta de Facebook para evitar que sigan extrayendo fotos personales mías o acceder a más amigos de mi lista. Una vez desactivada mi cuenta, muy entrada la madrugada, cuando no muchas personas estarían conectadas, la volví a activar y puse todas las restricciones habidas y por haber en el momento. Leí un apartado donde se podía denunciar cuentas ficticias y lo hice… en menos de 5 minutos esa cuenta falsa había desaparecido.
Ahora tengo menos amigos en Facebook, pero todos conocidos. Tengo más de 300 personas bloqueadas, en su mayoría hombres… personas que con sus actitudes y comentarios han llegado a merecer mi rechazo.
He aprendido que no debo hacer eso… esta experiencia la compartí con mis hermanas, madre y ahora con ustedes…
Mónica – 19 años
Sucre – Ciberacoso – publicación de datos e imágenes privadas
*Lo que me pasó es una falta de respeto y causó una decepción en el amor que creía que existía. Yo mandé unas fotos cuando tenía 17 años, en las que estoy semidesnuda. Se las mandé a un chico con el que pensé que había algo; pero no, él las mandó a su grupo de amigos del colegio y mis fotos eran como una cadena de whatsapp: todo mi colegio las tenía y comentaban de eso, los chicos de mi promoción las vieron, mis amigas y todos a los que llegaron incluso de otros colegios
* Me afectó en todo sentido, ya no quería ir al colegio, no quería salir porque sentía que todos me miraban y habían visto las fotos. También me afectó en la relación con mi familia porque les tuve que contar lo que pasó y sufrieron conmigo, en especial mi hermana que vio las fotos en un grupo de su curso
* No sabía qué hacer, tenía miedo de que más personas se enterasen, pero le conté a mi familia y no salía de mi casa
* Mis papás me ayudaron y algunas amigas ayudaban a que borren esas fotos de los celulares
* Pero mi mamá sufrió mucho y es lo que más me duele hasta ahora. Nos tuvimos que separar; yo me vine a Santa Cruz porque ya no quería ver a más personas que me miraran así
* Mi vida cambió totalmente, muchos pueden decir que los momentos malos te hacen más fuerte, pero a mi me hizo mal. Puedo decir que lo estoy superando pero lo hago desde lejos, no sé si quiera o pueda volver a mi ciudad por todo lo que pasó.
* Creo que el consejo más importante es saber a quién mandan las fotos y mejor si no lo hacen porque no sabes en manos de quién van a estar.
Y que si pasan por algo parecido a lo que yo pasé, que no tengan miedo porque eso no ayuda a que haya justicia. La busqué por mi parte cuando el tema fue creciendo; fui a la defensoría de la mujer y ahí me ayudaron. Me dieron varias opciones para denunciar o callarme si me hacia mejor
* No denuncié porque creía que más personas tendrían que saber qué pasó, preferí venirme a otra ciudad.
Catalina – 32 años
Sucre – Ciberacoso – difamación
El año 2012 comencé una relación con un hombre al que le pondré el nombre de Oscar; éramos compañeros de trabajo y él estaba casado, o sea que la relación atravesó todas las situaciones que comúnmente ocurren con relaciones que no son lícitas. Él tenía 39 años y yo 29, no haré mención a las circunstancias que me llevaron a mantener esa relación porque no vienen al caso.
Después de unos 4 o 5 meses de relación y de haber compartido muchas situaciones, tuvimos un altercado en el que él me fracturó un dedo, debo reconocer que de forma accidental. A partir de ese momento, por ese incidente y por las características de la relación, me alejé de él de forma definitiva. Antes le hable y le expliqué mis razones y motivaciones para terminar la relación y le dije que la situación en la que estábamos involucrados había ido demasiado lejos; en ese momento me dieron dos semanas de baja médica, porque no podía trabajar con un dedo roto. Para entonces, él había renunciado y trabajaba en otra institución. Nunca estuvo de acuerdo con la separación, pero en el momento no pudo hacer más y creyó que sería una pelea más. Con el transcurso de los meses y luego de iniciar mi vida sin él y de forma normal y positiva, con la idea de descansar tomé vacaciones laborales. Un día en mi casa y revisando el celular de mi madre, encontré varios mensajes de texto enviados a través de internet, en los que le decían que yo era una puta y que me dedicaba a tener relaciones sexuales con diferentes compañeros de trabajo, a los que se mencionaba con nombres. Fueron varios mensajes los que encontré y que ella no había leído, lo que me llevó a comprar otro celular y otro chip para ella a fin de evitar que le sigan llegando. De inmediato reconocí que era Oscar, yo sabía que él tenía el número de mi madre. Los días pasaron y mi madre no recibió más mensajes por el cambio de celular y de número. Fue cuando yo empecé a recibir mensajes de texto a través de internet, con insultos de todas las formas y en los que me decían que me matarían si no me iba de Sucre. Sabía que era él por la forma de escribir y de todo lo demás, deducía que él quería que lo busque, le reclame y que el acercamiento dé paso a una reconciliación, justo lo que yo quería evitar. Sabía que era un hombre inestable e inseguro y que su comportamiento no era normal. No hice nada, ignoraba los mensajes, no los leía y borraba cada noche mi bandeja de entrada para que no me afecte. En esos años ésa era una forma muy común de comunicación, se utilizaba mensajes de texto para todo, no había whatsapp. No hice nada porque no tenía forma de probar que era él, pues los mensajes venían de páginas de internet gratuitas, donde no se identificaba remitente: cómo podría culparlo y demostrar que era él; me daba mucha vergüenza tener que poner en evidencia ante mi familia la relación amorosa que había tenido.
Pensé que se aburriría de molestarme, sabía que él había vuelto a vivir con su esposa, rezaba para que se olvidara de mí. De esto nunca le comenté a nadie de mi entorno, me daba vergüenza haber sido la amante. Un día mi jefa de la entidad pública donde trabajaba me llamó a su oficina y me mostró una nota enviada a través de correo electrónico firmada por una Comisión de Mujeres Católicas de Sucre, donde le decían a mi jefa que yo era prostituta y que vendía mis servicios a todos mis compañeros de trabajo; le daban nombres y le incitaban a evitar este tipo actos en tan prestigiosa institución. El mail estaba muy bien escrito y tenía toda la intención de perjudicarme, porque le pedían de forma insistente que mujeres como yo debían ser retiradas y despedidas de la institución, se enviaron copias a todas las instituciones de las cuales dependíamos. Mi jefa me comentó que no era la primera vez que llegaban cosas en mi contra y que ella siempre las ignoró. Su interrogatorio fue denigrante y en ningún momento me apoyó, lo único que le interesaba saber era si el contenido de la nota era real y que quién o quiénes podrían ser las personas involucradas. Le dije que si ella me acusa de prostitución tendría que demostrarlo y en caso de no hacerlo yo le iniciaría una acción judicial por calumnia; ahí me dijo que todo quedaría ahí.
Me sentí muy humillada y todas mis opciones de crecer y alcanzar una jefatura fueron anuladas, de cualquier presentación laboral pública fui descartada y me pusieron en la congeladora, aparte de todos los rumores que soporté dentro de mi oficina.
Ese mismo día fui a buscar a Oscar para enfrentarlo y decirle que me deje en paz, pero no lo encontré en su oficina.
Me sentía desesperada y de alguna forma sentía que era un justo castigo por haber estado en una relación de ese tipo. Oscar era un periodista reconocido en Sucre, mucha gente lo apreciaba, tenía presencia nacional y trabajaba en el equipo comunicacional de un político de la época; nadie iba a creer lo que yo diga y exponer a mi familia me parecía injusto.
Pensé que tal vez me había perjudicado de tal manera que ya se sentiría conforme y pararía. Cambié de teléfono varias veces, porque teníamos los mismos conocidos y siempre podía conseguir mi número; desactivé mi cuenta de Facebook por miedo a que me diga cosas públicamente o se haga pasar por algún amigo. Ante estos cambios me empezó a mandar correos electrónicos con los mismos contenidos agresivos, insultos e incluso amenazas de muerte. Tenía miedo, pero por fin tenía la prueba para poder hacer algo, pues el correo del que me enviaba se difundía en los escritos que él hacía en un medio de prensa nacional.
Un día, cansada de tanta amenaza recurrí a la policía, mostré mensajes en mi celular y correo electrónico, y allì me sugirieron hacer una reunión de conciliación con Oscar y, en caso de no estar conforme con ello me dijeron que recurra a la Fiscalía. Redactaron el acta donde fijaron hora y fecha y me dijeron que vaya y le notifique para que tenga conocimiento; a pesar de que le tenía miedo, me armé de valor y fui a su oficina, entré y le leí el acta delante de otro periodista que estaba ahí y también me conocía, me mantuve firme y hablé a los gritos. Vi que se asustó, que tuvo miedo de lo que yo podía hacer; le repetí delante de su amigo que yo tenía todas las pruebas para demostrar que su comportamiento era un delito y que lo haría sin temor y me fui. El mismo día me escribió un correo electrónico pidiéndome disculpas y comprometiéndose a no molestarme más.
Me sentí bien, no supe más de él, durante mucho tiempo, pero aún veo cómo se llena la boca escribiendo en los medios nacionales sobre maltrato a la mujer o temas de esta naturaleza. Me arrepiento de no haber tomado las medidas legales que correspondían por temor a involucrar a mi familia, por temor a que se enteren y sufran por esa situación. Me siento mal por dejar eso impune y por permitir que el comportamiento enfermo de este hombre me haga pensar que yo merecía ese acoso como castigo por haber sido su amante.
Ahora tengo 35 años y muchas cosas aprendí de la situación, pero sobre todo entendí que las personas pueden tener una imagen social que parece intachable y agradable, que no nos permite creer que sean capaces de dañar, lastimar o amenazar. Creo que es algo que debemos poner en duda siempre porque detrás de esa pantalla puede haber gente enferma.
Quisiera que a las mujeres se nos capacite para afrontar situaciones de esta naturaleza y de parar a tiempo y con los mecanismos jurídicos idóneos.
July – 47 años
Cochabamba – Ciberacoso – amenazas
Sufrí amenazas de futura agresión física, violación, via inbox, mensajes whatsapp, familiares de agresores a quienes procesé penalmente patrocinando a las víctimas o sus familias. Siempre ando armada por esta razón y trato de no frecuentar espacios que podrían prestarse a poner en riesgo mi integridad.
Se creó una cuenta falsa de Facebook que fue viralizada en sitios como Los Cachis y Barrio Chino, tildándome de feminazi resentida, frustrada, lesbiana y odiadora de hombres.
Planteé denuncia ante la FELCC y la FELCV pidiendo garantías y sentando precedente porque si algo me ocurría hacía responsables directos a familiares de agresores que logré identificar con nombre y apellido.
Helen – 52 años
La Paz – Ciberacoso – difamación
Tras el feminicidio de mi hija se abrió una página en Facebook: Apoyo a William Kushner, desde donde denigraban a mi hija y a mí, publicaban fotos mías e incluían información sobre lo que había hecho en el día, es decir que me seguían; también inventaban cosas que yo no había hecho. También perseguían a mi abogado y publicaban fotos de él en actividades privadas, lo insultaban, llegaron a insultar a la esposa de mi abogado. Mediante perfiles falsos amenazaban de muerte a mis compañeras de Mujeres Creando y de cortarle la cara a nuestra testigo. Con perfiles falsos se volvieron contactos míos y me insultaban en mi propia página; los he bloqueado. Me mandaban mensajes horribles por messenger y whatsapp.
De manera intuitiva lo que hice fue publicar en mi propio muro algunas publicaciones que hicieron en la página de “apoyo”, por ejemplo la amenaza a nuestra testigo, como una manera de protegerla y creo que funcionó, porque eso la tranquilizó a ella. También publiqué lo que consideraron era un insulto, llamarme bruja y eso se viralizó.
Me recomendaron denunciar a Facebook la página y los perfiles falsos, pero consideré que era una dispersión de esfuerzos en momentos en que yo estaba concentrada en la investigación.
Hice mi denuncia en la unidad de protección a víctimas y testigos de la Fiscalía, pero nunca hicieron nada y yo no podía llevar adelante otra denuncia en el la FELCV, por el tiempo que demanda hacer el seguimiento. La tecnología digital también es utilizada para impedir la búsqueda de justicia.
Vidal Sigler Hidalgo – 24 años
Tarija – Ciberacoso
En realidad, en la plataforma de Facebook se ven las cuatro formas de violencia digital,: sextorsión, trata y tráfico, ciberacoso y doxxing, pero hablaré y daré testimonio de la “naturalización de violencia” que se da en muchas formas, aunque una que agarra mucha fuerza es la creación de memes en los que ridiculizan la lucha feminista, llamando a cualquier acto de protesta de la mujer como un acto de ridículas feminazis. En mi caso, compartí una imagen que reflejaba la protesta de mujeres referente a feminicidios que se dieron en la anterior gestión, algo totalmente concientizador e informativo sobre lo que pasa en la sociedad; entonces me insultaron de ser un feminazi, un ridículo, un puto, un marica, y es que es detestable, desagradable para quienes dicen llamarse machitos el apoyar a las mujeres, el defenderlas. Es por la masiva creación de memes que naturalizan la violencia a través del CHISTE; por suerte Facebook protege en su sección de denuncias a las mujeres y homosexuales, asì que reporté los insultos y se eliminaron sus comentarios; pero la experiencia nadie me la borra;
una sociedad que naturaliza tal situación, como pasa con los feminicidios, está condenada a repetir las muertes pues no hay aprendizaje, ni concienciación. Facebook da a veces más solución, al posibilitar que denuncies las publicaciones, eliminando comentarios y publicaciones ofensivas, que la misma policía.
Mireya Sánchez Echevarría – 50 años
Cochabamba – Ciberacoso – violencia contra la dignidad, la honra y el nombre – amenazas
Soy Mireya Sánchez Echevarría CI. 3141378, docente de la Universidad Mayor de San Simón y columnista del periódico Opinión y miembro del EPRI de Cuarto Intermedio. He pasado durante casi dos años por acoso cibernético de parte de un colega docente (Xavier Jordán alias “El Basura”). Durante ese tiempo en su muro, blog y en La Peste (un pasquín universitario), usó denominativos despectivos y denigrantes respecto a mi persona para desprestigiarme como profesional, docente e investigadora. Por ejemplo como editor de La Peste en su número “Bienvenido PROPE 2017” aprobó la siguiente publicación:
“Lo único que podrás ver con deseo son las tanguitas de la licenciada Mireya en el caso de los chicos y con lo que las chicas soñarán será con todo el conocimiento y la buena labia del Xavi Jordán, no eres una puberta con aires de hipster e intelectual si no te enamoras algunas vez de él”.
En otra ocasión, en el mismo muro de La Peste intentó sabotear un evento académico desprestigiándome directamente en relación a supuestos móviles para su organización productos de su imaginación. Me llama con desprecio “miss simpatía” y para efectos públicos me acusa textualmente así:
“Lo que pasa es menos siniestro, más doméstico y muy al estilo aldeano de la mala UMSS. La miss de la que hablamos y otra señora con la cual ahora andan de la mano por los pasillos, son dos profesoras de Comunicación que también trabajan en el Instituto de Investigación, ambas fueron aludidas en La Peste en alguna oportunidad. Ergo, las doñas están dolidas, resentidas, furibundas, indignadas, poseídas por el pequeño y travieso demonio de la venganza y, al menos una, está utilizando un evento institucional para saciar su sed de sangre. ¡Qué joder! Hay que ver cómo la gente tiene tanta mala vibra dentro che. Todo es miramiento y alcahueterío.”
Mi artículo publicado en el suplemento de La Ramona titulado “Ser ligeros como el pájaro y no como la pluma: Una nueva ética de la responsabilidad individual” que recoge mi ponencia en el mentado conversatorio que organicé da cuenta de sus falsas acusaciones. Pero incluso en su blog del 5 de junio de 2017 respecto a lo mismo dice:
“La felicidad que me provoca sacar de sus casillas a tanto correcto imbécil (e imbécila) que me gritan y claman por “responsabilidad” y “crítica constructiva” y otras pajas. Si quieren eso, lean Vanidades, yo no soy periodista, por tanto no me rijo por sus principios y no dependo de nadie ni tengo jefe, por tanto me cago en todos. Una de esas ingenuas incluso, organizó un seminario y todo para que otros “profesionales” les digan a los niños que asistieron que “eso está muy mal” y ya me ven, me vale un pingo equino semejantes muestras de birlocherío conceptual pues el respaldo que tengo proviene de los casi medio millón de personas que me han leído. Así que, gracias carnales a todos ustedes. A los cuates, a los que se divierten leyendo las malcriadeces y a los putos que se ofenden, también. ¿Por qué no?”
Tengo una columna en el periódico “Opinión” denominada “El cáliz y la Espada” sistemáticamente muchos de mis artículos merecieron una réplica que muy lejos de una crítica se limitó al insulto y la denigración, llamándome por ejemplo “lastimera modelo de investigadora” (“El vicio de llorar y de quejarse en la academia” del 21 de diciembre de 2016). En razón a mi postura y los artículos que escribo sobre feminismo, en la universidad me bautizó bajo el apelativo de “la feminazi” como pueden corroborar varios docentes. Así en su blog titulado “Feminazi” del 11 junio de 2016, en respuesta a un artículo que escribí sobre el acoso callejero me cita casi textualmente de la siguiente manera:
“La defensa a tal bastardillo asunto, es típicamente feminazi y de una confusión mental con ribetes babilónicos. Confunden la agresión física con el piropo, la violación con el galanteo, no definen nada, no se dan cuenta que es inútil porque el problema de fondo está en la educación y ante este argumento, las feminazis, sus maridos, los Fridos y los aduladores dicen burreras como: “Ay sí, la educación es importante, pero mientras tanto…”
En otro artículo cuando hablo sobre el acoso sexual en ámbitos del colegio y la universidad responde de la siguiente manera, aludiendo inclusive a una condición física por la que atravieso como mujer:
“Déjenme que les ilustre: Leí el comentario de una de estas ñustas terroristas que, suelta de nalgas, afirmó que el problema no es sólo el acoso sexual sino “las conductas impropias” como las relaciones afectivas entre docente y estudiante, por ejemplo, entre secretaria y jefe, entre obrero y patrón, etc, yo añadiría pero, la concha de la lora, hasta para hacer una afirmación tan boluda se necesita lógica. {…} Por tanto, sobre este tema queda mucho que debatir, precisar y definir, pero por favor, si lo van hacer, lean cosas bastardos ignorantes, usen la lógica, piensen con el músculo del cerebro y no el de sus glúteos y, sobre todo, no sean estúpidos en mezclar las cosas y hablen por convicción y no porque les gusta acumular likes o porque sea una manera de paliar los efectos de su menopausia. No confundan el acoso con el acuso tan sólo porque les cuesta ser coherentes en su perra existencia. No sean brutos”.
Sin embargo, estos continuos ataques alcanzaron su clímax cuando el señor Jordán intervino en el muro de Daniela Elias. Esta persona, lamentablemente una feminista muy activa pública: “Metiche y mentirosa se escribe con “M”, (refiriéndose a mi persona) donde comenta: “Mirá la mierda que mostró su máscara matémosla sin miedo”. Una próxima publicación de la mencionada Daniela Elías se titula “Máscara también se escribe con “M” muy al estilo del Señor Jordán. Esta publicación que solo lleva mis iniciales, pero por el contexto en el que se desarrolló ameritó la intervención de algunas autoridades de la UMSS y fue borrada del Facebook, aunque yo por supuesto guardo las imágenes.
Todo lo publicado aquí tiene respaldo y tengo testigos. Hace un buen tiempo, dejó de atacarme, pero hay muchas publicaciones en su muro del Facebook en las que me llama estupidita, intelectual birlocha, feminazi, docentilla, etc. Sí me afectó mucho. Soy una persona que hace muy pocos años investiga y publica y tenía temor del desprestigio. Mis amigos, también amigos de esa persona me aconsejaban no responder para no provocarlo más, no hacer caso, ignorarlo. Aun cuando avisé que iba a contar mi caso a La Pública intentaron desanimarme. Muchas veces respondí desde la academia y fue mi mejor arma como agencia.
Estoy escribiendo un ensayo sobre el movimiento ME TOO, tan desprestigiado y ridiculizado por Xavier Jordán, y estoy dispuesta a hablar públicamente con mi nombre y mis pruebas respecto a mi caso.
Rebeca – 35 años
Santa Cruz – Doxxing – publicación de datos personales
Publicaba cosas ofensivas sobre mí en un grupo abierto en Facebook: que engañaba a mi pareja, que me acostaba con cuanto hombre se me atravesaba. Publicaba mi nombre completo, el lugar donde trabajaba, mis cuentas en todas las redes para que me contacten hombres que buscan sexo casual. De igual manera daba esos mismos datos de mi pareja.
Con el tiempo cambiaba de cuentas, se creaba nuevas para seguir publicando cosas sobre mí, duró algo más de 6 meses el acoso.
Al final cambió su versión, ya no decía que engañaba a mi pareja, sino que era un juego de intercambio entre ambos.
Quería dañar mi reputación porque decía que no soportaba la hipocresía en el mundo.
Nunca pudimos denunciar, porque cerraba sus cuentas y abría nuevas para poder acosarnos.
Satélite – 40 años
La Paz – Ciberacoso, amenazas
Me divorcié cuando mi hija tenía un año y medio, Facebook ni existía. A lo largo de los años traté de mantener algún tipo de relación entre mi hija y su padre, quien lamentablemente se hundió en la mala vida y no es consciente de su abandono. No ha superado que yo rehaga mi vida una y otra vez en busca de mi felicidad.
El año pasado recibí de un usuario desconocido un audio en el que el padre de mi hija me felicita por mi cumpleaños a plan de insultos y ofensas. Bastante agresivo y perturbador, porque una mujer no merece tantos insultos y menos en su cumpleaños.
Eventualmente llama y hace lo mismo, habla de mí como si fuera una perra y la causante de su hundimiento, me manda fotos mostrando su dedo del medio. Ya no está en mis contactos de Facebook.
Si bien sé que nada de eso es verdad, una no puede andar recibiendo agresiones de ese tipo y sentirse a salvo, menos si ese hombre te levantó la mano cuando vivían juntos.
Gattakat – 37 años
La Paz – Ciberacoso – difamación
Me atacó la expareja de la persona con la que estaba iniciando una relación, que yo no conocía para nada. A un mes, aproximadamente, de que yo estaba saliendo con una persona, me llegó el mensaje de una mujer a mi correo de Facebook, amenazándome e insultándome. Soy una persona a la que no le gusta involucrarse en problemas ni situaciones violentas, así que ignoré el mensaje y bloqueé a la persona, pensando que se iba a quedar ahí. Horas más tarde empecé a recibir varias solicitudes de mensajes a mi correo de Facebook y uno llamó mi atención: una muchacha me indicaba que alguien había hecho un collage con las fotografías de mi cuenta de Facebook y lo había publicado en varias páginas de ventas de la ciudad, con insultos a mi persona. Verifiqué lo que me dijeron, indagué en la situación y le informé a mi pareja de lo acontecido. Le dije que si seguían las amenazas o situaciones de ciberacoso, iba a denunciar a su expareja. En realidad no quise denunciar desde un inicio, porque un año atrás sufrí una situación de violencia intrafamiliar que denuncié sin que la justicia me haya brindado ayuda, por lo que considero que nuestra justicia es un desastre. El acoso me afectó en un inicio, ya que pensé que era mi expareja el que continuaba acosándome y temí nuevamente por mi vida. Aparte de esa situación, también afectó mi imagen, ya que personas desconocidas me enviaban mensajes ofensivos. Afectó también mi vida personal, ya que terminé separándome de la persona con la que estaba iniciando una relación.
Felicidades por la iniciativa de hacer conocer a la gente que existe este tipo de violencia, y también sugerirles que hagan conocer las tipificaciones del delito al que se exponen aquellas personas que la originan. A veces hay gente ignorante, que lanza difamaciones por Facebook y piensa que le va hacer daño a otra persona, cuando por esa acción pueden ir hasta a la cárcel.
Aries – 40 años
La Paz – Ciberacoso, sextorsión, amenazas
Una persona me acusó de ser la amante de su esposo. Describía dónde yo estaba. Si viajaba. Si estaba sola o acompañada. Amenazó con contarle todo a mi pareja y cuando le dije que lo hiciera, enloqueció. Me amenazó de muerte, con publicar fotos mías desnuda, terrible. Nadie me ayudó. Solo unos hackers que me dijeron que no entre en su juego y cerré mi buzón y el de mi pareja, a quien también amenazó
María Julieta – 36 años
Cochabamba – Ciberacoso, amenazas
Manifesté mi posición en contra del aborto en la página Ni Una Menos, que en teoría lucha contra la violencia hacia la mujer. Recibí amenazas, insultos, ataques agresivos verbales muy subidos de tono. Ojo que en ningún momento yo insulté. Pero el ataque fue feroz. Incluso recibí amenazas inbox por Facebook, diciéndome que sabían donde trabajaba y que era madre soltera. Fue horrible. Por eso me desligué de esa página basura. Son hipócritas porque la mayoría de esas mujeres trabajan en ONG abortistas
Para este reportaje se solicitó a mujeres víctimas de violencia digital compartir sus testimonios a través de un formulario de llenado anónimo. El objetivo es visibilizar los modos en que se ejerce la violencia y disponer así de elementos de comprensión que bien podrían empujar a las instancias públicas a tomar las decisiones y evitar que la lucha contra la violencia recaiga solamente en las víctimas y en las instituciones o grupos que le han prestado interés a la problemática.
Los 23 testimonios recibidos dan cuenta de las formas en las que se ejerce esta violencia y las consecuencias que tiene sobre las víctimas. Mujeres de edades diversas y de distintas ciudades del país respondieron a este llamado. Como elemento común destaca la dificultad para denunciar y frenar de forma efectiva la violencia a través de los medios digitales. Hay, asimismo, la sensación de una escasa empatía en la sociedad y en los cibernautas, los que en vez de apoyar a las víctimas se convierten en agresores al alimentar la violencia a través de mensajes que, por su masificación, derivan en linchamiento mediático.
Ahora tengo menos amigos en Facebook, pero todos conocidos. Tengo más de 300 personas bloqueadas, en su mayoría hombres… personas que con sus actitudes y comentarios han llegado a merecer mi rechazo. He aprendido… esta experiencia la compartí con mis hermanas, madre y ahora con ustedes.
Gabriela, 25 años, Cochabamba
La nube de palabras [2] recoge los términos más importantes (no sólo por frecuencia de aparición sino por relevancia en la estructura textual) de los 23 testimonios recogidos. Resulta evidente la continuidad de la violencia, ya que resalta como agresores a personas cercanas al círculo de las víctimas: ex pareja, amigos, compañeros, jefes.. También da cuenta de los dos canales más frecuentes de ataque: Facebook y Whatsapp. La aparición de los términos “feminazi” y “feminazis” muestra también una tendencia a acosar o cometer violencia contra activistas feministas, en concordancia con los datos globales que identifican a las mujeres defensoras de derechos como centro de los ataques.
[2] La nube de palabras que se muestra fue realizada a través un programa de análisis en el que se carga la totalidad de los textos y éste, de manera automatizada, analiza la frecuencia de las palabras con criterios de relevancia por su peso lingüístico en las oraciones. El software Termostat fue desarrollado por la Universidad de Montreal para realizar este tipo de análisis de manera científica.
EXPERIENCIAS CIUDADANAS SOBRE DERECHOS DIGITALES El rol de la ciudadanía en la prevención, apoyo e información
Mientras se establecen los mecanismos para lidiar con la violencia digital y atender de forma oportuna y precisa los casos, el rol de instituciones, grupos y personas es vital para sensibilizar, informar y prevenir. Así, se han creado diversas plataformas y espacios que tratan la problemática y que tienen como objetivo el generar las condiciones para disponder de una Internet libre de violencia.
Desde consejos de seguridad informática hasta redes de apoyo y acompañamiento a víctimas, estas instancias son las que más han aportado a la comprensión de un fenómeno que tiende a invisibilizarse. A partir de estudios, diagnósticos y trabajo cercano a las víctimas, los reportes más contundentes en términos legislativos y estadísticos provienen de estos espacios. Algunas de las experiencias más relevantes son las siguientes:
En Bolivia:
CONSEJOS DE SEGURIDAD Guía anti-acoso digital
Consejos para prevenir la violencia contra la mujer en entornos digitales
Construir comunidades de apoyo en Internet: Tener el apoyo de pares permite afrontar de mejor forma cualquier tipo de violencia, no sólo por la sensación de acompañamiento, sino porque en conjunto es más fácil contrarrestar las agresiones y actuar; para ello, es necesario saber en quién confiar y a quiénes acudir.
Usar los mecanismos que proporcionan las mismas redes: Se puede denunciar o reportar perfiles falsos o publicaciones que infrinjan las normas de los espacios digitales que se habita.
Aprender sobre ciberseguridad: Proteger los datos personales, restringir el acceso a información privada, entender la dimensión de lo que se publica y dónde permite tener mayor control sobre los propios datos y cómo son utilizados.
Conocer derechos, normativa, modos de documentar las pruebas y denunciar: Se debe acudir a las instancias adecuadas para denunciar los casos de violencia digital. Asì se contribuye a visibilizar la problemática y a evitar que quienes agreden queden en impunidad. Además, al aprender sobre los derechos propios y cómo protegerlos faculta el brindar ayuda a otras personas que son víctimas de violencia.
Activarse, movilizarse y exigir mecanismos legales: No es preciso ser víctima directa para actuar. La responsabilidad de todas y de todos es garantizar que los espacios digitales no sean tóxicos y que todo miembro posea las herramientas adecuadas para combatir la violencia en línea. Por ello, es importante participar de los movimientos que buscan sensibilizar y exigir el resguardo de derechos y el cumplimiento de obligaciones.
Herramientas
Alternativa a WhatsApp que permite crear chats secretos y definir un tiempo en el que están disponibles
Agradecemos a:
Eduardo Rojas – Presidente Fundación Redes
Paola Belmonte – Comunicadora y presentadora
Esteban Lima – Jefe de gobierno abierto Agetic
Cap. Guilmar Iriarte – Encargado de la FELCV Cochabamba
Gabriela Ríos – Participante del taller Ciberseguras – Oficina Jurídica para la Mujer – Nodo Común
Daniela Arzabe – Asistente de reportería
SOBRE LA AUTORA
Lil Fredes Meléndez
Comunicadora social con vocación por el desarrollo social y enfoque principal en procesos culturales. Interesada en la cultura libre y en nuevos medios e Internet en Latinoamérica y Bolivia. Ha sido investigadora del mapeo de espacios culturales independientes de Bolivia (Espaciario), impulsado por la red Telartes. Es fundadora y correctora en la red de trabajadores de la palabra Red-acción y aliada en el hacer del proyecto Nodo Común.
BiBliografía
- Clarín. (2017). Fallo de la Corte: espiarel celular y las redes sociales de la pareja es un delito federal. En Clarín. ENLACE
- Congreso nacional de Chile. (2011). Ley Núm. 20526 Sanciona el acoso sexual de menores, la pornografía infantil virtual y la posesión de material pornográfico infantil. ENLACE
- Corte Suprema de Justicia. República del Paraguay. (2017). Acuerdo y sentencia: cincuenta y siete. Juicio: “Raúl Enrique Gómez Ramírez c/ Karen Ovando y Otro S/Amparo”. ENLACE
- Donoso, S. (Ed.). (2013). Por un abordaje transdisciplinario de las violencias con enfoque de género en la sociedad de la información boliviana – Estudio sobre violencia digital en tres municipios en Cochabamba. ENLACE
- El Nuevo Día. (2017). MedeaBot se declara culpable de acoso cibernético. En El Nuevo Día. ENLACE
- El Universal/Milenio. (2013). Aprueba Nuevo León ley contra el ciberacoso. En El Diario Mx. ENLACE
- Estado Plurinacional de Bolivia. (2013). Ley 348: Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. ENLACE
- Goldsman, F.; Natansohn, G. (2016). Violencia contra las mujeres en red, vigilancia y el derecho a la privacidad. ENLACE
- Internet Bolivia. (2018). Guía antiacoso para mujeres. ENLACE
- OEA. (2018). Tercer Informe Hemisférico sobre la Implementación de la Convención de Belém do Pará. Prevención de la Violencia contra las Mujeres en las Américas. Caminos por Recorrer. ENLACE
- Peña Ochoa, P (Ed.). (2017). Reporte de la situación de América Latina sobre la violencia de género ejercida por medios electrónicos. ENLACE
- Šimonovic,D. (2017). La violencia en línea contra las mujeres en México. ENLACE
- Toledo, A. (2017). Estado del arte sobre la violencia en línea contra las mujeres en Colombia y la ausencia de estrategias para combatirla. ENLACE